miércoles, 2 de julio de 2008

Jaime Garzón
















Durante tres años, de 1995 a 1997, fui el guionista y director periodístico de Quac, el noticero, parodia semanal de un noticiero que tuvo una de las mayores audiencias entre los programas de opinión en toda la historia de la televisión colombiana. Jaime Garzón era el protagonista. Semana tras semana, vivimos hombro a hombro esta experiencia profesional y personal. ¡Nunca nos divertimos tanto! Pero, simultáneamente, logramos criticar las estructuras presentes y pasadas del poder en el país, hasta el punto de influenciar muy seriamente la opinión y, de contera, el poder.

Quince días después del asesinato de Garzón tuve que irme de Colombia, donde me habían amenazado reiteradamente. Hoy en Francia, he sentido la necesidad de contar la historia de mi amigo y compañero, una historia que no es sólo la suya o la de nuestras criaturas sino, al mismo tiempo, una mirada sobre los acontecimientos que han marcado los últimos años de la historia colombiana.


¿Qué es el Estado en Colombia?



Jaime Garzón era como un niño. Tenía los sueños grandes, como los niños, y la aplastante realidad de Colombia no los había recortado sino que, por el contrario, los había hecho más fuertes. Como los niños, Jaime Garzón opinaba abiertamente, con la verdad sin tapujos, a mansalva, sin medir jamás las consecuencias. Y al igual que a los niños, toda injusticia lo afectaba. No había una causa que no mereciera su pasión ilimitada, su trabajo constante y su poder de convocatoria.

Sus amigos aprendieron a entender que Garzón, como los profetas, no era
susceptible de ser llamado al orden. Cuando las cosas se ponían graves lo buscaban en El Patio y
le hablaban: "Hombre Garzón, hay que cuidarse. Hombre Garzón, usted es un bárbaro. Hombre,
Garzón...". Pero él, como todos los buenos, tenía convicción y esa convicción estaba acompañada de intensidad apasionada. De manera que miraba a sus amigos con gratitud pero no les hacía caso.Es posible que a Jaime Garzón lo haya matado la soledad, como a Galán. Porque poco a poco Garzón se fue convirtiendo en el eje de la conciencia crítica de la vida colombiana, a la manera colombiana, es decir, con malicia y buen humor. El iba más allá que todos los demás y llamaba a las cosas con nombre propio. El se burlaba de todos y a todos los desnudaba sin piedad. El no calculaba. Pero sobre todo, él creía que era posible hacer las cosas y despreciaba a quienes se daban por vencidos y a quienes creían que la cosa no era con ellos. fuente

Entrevista Jaime Garzón






Fuente Cuatro años sin Jaime Garzón UN ADIÓS DE CARNAVAL

1 comentario:

jenny dijo...

la verdad, este personaje es uno a los cuales se merece mas que una opinión un pensamiento, tal vez no como el de él, ya que él era único, pero si muy parecido, y así hacer valer el sacrificio que hizo demostrando que su legado quedo en nosotros y que sus criticas humorísticas no quedaran solo en el recuerdo.