viernes, 7 de septiembre de 2007

La locura lo cura, manifiesto psicoterapeutico, Guillermo Borja
































Desde la era del fuego
en el inicio de la humanidad,
sólo hubo una preocupación
en la raza humana:
Darse cuenta.

En la transición de su existencia
cada uno de nosotros
es Gilgamesh-Enkidur,
necesarias ambas fuerzas
para el proceso de transformación.

El malestar nace de la confusión,
la confusión del engaño,
el engaño del resentimiento,
el resentimiento del desamor.

Lejos de aceptar que la soledad es un remanso
para un alma cautiva,
olvidamos que la no identificaciòn
es la liberación de nuestro ser;
negando nuestra necesidad original
nos fijamos en la carencia,
así perpetuamos nuestra dependencia
en la distracción cotidiana;
olvidamos el principio de la eternidad;
Vivir el presente.

Obsesionados en hacer nuestra inseguridad
nos condenamos a la esperanza;
la fantasía nos evidencia ante nuestra mediocridad.

Nadie es de nadie,
nada es de nadie,
ni uno mismo.

Vivir no requiere de justificación;
al Ser distante de juicios y prejuicios,
se transforma en la verdad.

A través de la transparencia
focalizamos la autenticidad

Hay que morir con los cinco sentidos alertas,
con una mente sin juicios y una cálida emoción
donde la acción es una cadencia
que invita a la contemplación,
donde nos reconozcamos intensamente pequeños

La realeza no da cabida a la comparación,
el vacío nutre el yo
acompañándolo por los caminos del proceso.

La dificultad no está en despertar
sino en mantenerse alerta.
Cada caida es un recuerdo de la distracción,
cada error un olvido de sí mismo.

La tolerancia, el único bálsamo para la caida.

Sólo somos testigos, vigías de un océano que
se perpetúa en su oleaje,
La seguridad es tan sólo navegar
olvidando el arribo a un puerto seguro,
asumiendo lo impredecible de la vida.

El marinero se fortalece en mantener su nave a salvo
muy lejano de pretender llegar a aguas calmas
se fortalece en el centro del huracán,
el naufragar nos acerca a la esencia.

Todo está en su lugar,
cada uno tiene lo que le corresponde,
a nadie le falta nada.

El misterio de la vida
es dejar un punto aberrante
que siempre nos ha desorientado.

El ocaso de un sol
invitará la plenitud de una noche
para que, a su vez,
el círculo se complete con el amamnecer.
Todo es circular,
donde se comienza se termina,
donde se termina se continúa.

La rueda de la fortuna es la vida,
la intensidad demerita lo sutil,
la ternura reposa en la quietud;
sólo en el silencio nos manifestamos
y permitimos la presencia de los demás
La comunicación es la permisibilidad
de dos monólogos sin interrupción

No hay que asirnos a nada
porque todo es nuestro;
la metamorfosis se logra sin minimizar
ningún estado anterior;
cada parte es necesaria para completar el todo;
la incongruencia y lo injusto
amamantan la aceptación.

Cada uno de nosotros es una epopeya,
el guerrero se inviste
manifestando su desnudez,
Es hora de partir a la guerra santa.


Guillermo Borja
Boletìn de Psicoterapia Integrativa Transpersonal
Primavera de 1.995


La locura lo cura, fritzgestalt



Guillermo Borja, sobre la autenticidad

2 comentarios:

Ruben Bike dijo...

interesante blog... buena fuente de inspiracion, saludos

John Reed dijo...

Saludos, disculpa, no tendrás el libro en formato PDF o Word, he intentado conseguirlo pero nada que aparece. Una felicitación por tu blog y un saludo. Gracias.